Page 58 - Manual de buenas prácticas
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10| INTERCULTURALIDAD
Contradiciendo viejos modelos de imposición de una cultura “blanca” u “occidental”,
desde los años 80 se invoca cada vez con más fuerza el lema de la interculturalidad, la
cual puede ser definida como “la apropiación selectiva de conceptos entre diferentes
culturas para construir un diálogo pluralista entre iguales”. (Rappaport, 2008, p. 5)
La diversidad multicultural se erige desde hace unas tres décadas como un valor
primordial para el país, valor que de hecho es nombrado oficialmente como riqueza
de la nación. Pero la principal manifestación oficial de esta nueva visión es la
Constitución de 1991, la cual afirma desde sus primeras líneas que “el Estado reconoce
y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación” (Artículo 7, Constitución Política
de Colombia, 1991).
En la Política de Comunicación Propia de los Pueblos Indígenas de Colombia se escribe:
Entendemos que la interculturalidad representa un vínculo complementario
ideal entre culturas diferentes a partir de condiciones equilibradas de interacción,
donde no haya una cultura dominante y otras subalternas y donde todas tengan las
mismas posibilidades de incidencia como de reafirmación. La interculturalidad es
ante todo un ejercicio comunicativo y en su elaboración política, desde el deber
|58| ser, está conceptualmente diseñada para ser ejercida en una relación simétrica
y armónica entre las culturas. El reto está en tener que construirla en medio de
una realidad de dominación e imposición cultural de afectación constante a los
territorios indígenas que ponen en grave peligro la pervivencia de los pueblos.
(ONIC, 2014, p. 17)
Esta idea fue reafirmada en el Plan de Televisión Indígena Unificado, así:
En una sociedad que se asume diversa desde el punto de vista étnico y cultural,
la interculturalidad como concepto y práctica, por un lado promueve modelos
simétricos de relaciones entre las diferentes culturas, de tal forma que ninguna
predomine sobre las otras, a la vez que el Estado evita amparar a una en particular
en detrimento de las demás; y por el otro lado favorece y estimula el diálogo y
la comunicación interculturales sin el riesgo que la diversidad se vea diluida. La
interculturalidad es por lo tanto un ideal que demanda cambios sustanciales en el
diseño y el accionar de la institucionalidad, a fin de evitar asimetrías e imposiciones,
y que, por el contrario, garanticen que los ciudadanos (indígenas y no indígenas)
adquieran y desarrollen habilidades comunicativas proclives a interactuar con
quienes son distintos en condiciones de equidad y respeto”. (CONCIP, 2017, p. 41)