Page 29 - Manual de buenas prácticas
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Introducción
La definición de una Política Pública de Comunicación de y para los Pueblos Indígenas
de Colombia y la construcción de un Plan de Televisión Indígena Unificado por parte
de las cinco grandes organizaciones indígenas de nivel nacional que representan a los
115 Pueblos Indígenas de Colombia (ONIC, OPIAC, CIT, AICO y ATIC Gobierno
Mayor), son dos grandes avances recientes de los Pueblos Indígenas en el campo de la
comunicación. Estos documentos son los fundamentos más cercanos del Manual de
Buenas Prácticas que tiene el lector en sus manos.
Cada vez es mayor la preocupación de los Pueblos Indígenas por la representación que
hacen de ellos los medios de comunicación. Pero también cada vez es más creciente
el interés por la propia representación y autorreconocimiento a partir de procesos de
comunicación autogestionados. De esta manera la imagen de los Pueblos Indígenas
construida por ellos mismos empieza a difundirse en los medios comerciales y |29|
públicos.
En el libro Máquinas de visión y espíritu de indios (2018), el antropólogo visual Pablo
Mora incorpora al debate colombiano el planteamiento del pensador francés George
Didi-Huberman según el cual en la actualidad los pueblos están expuestos gracias a
los “medios”. De acuerdo con esta proposición, hoy son más visibles de lo que nunca
lo fueron. Son objeto de todos los documentales, de todos los turismos, de todos
los mercados y de todas las telerrealidades posibles. Sin embargo, Didi-Huberman
concluye lapidariamente que es todo lo contrario: están expuestos por el hecho de
estar amenazados, justamente, en su representación política y estética, en su existencia
misma. Se pregunta entonces: ¿qué hacer para que los pueblos se expongan a sí mismos
y no a su desaparición?
Para Mora, plantear esta cuestión significa preguntarse por el desplazamiento que ha
ocurrido en los últimos treinta años cuando un extendido movimiento de pueblos
originarios de América proclamó el derecho a la creación y recreación de imágenes
propias. Su reivindicación a acceder y apropiar las nuevas tecnologías audiovisuales,
su voluntad de control de la representación audiovisual que otros hacen y de potenciar
formas ancestrales de autorrepresentación, la exigencia de que las imágenes les sean
devueltas, la consigna de producir sin intermediarios y fomentar redes de intercambio
determinaron la construcción de una agenda continental que tiene en común “la
fuerza de la resistencia y la autodeterminación”.